Nefertiti, belleza del Antiguo Egipto

El busto de Nefertiti, que después de más de 3.360 años sigue cautivando a millones de personas, es una obra maestra del arte universal que desde su creación ha fascinado a quienes la observan.

_{Busto de Nefertiti , ca. 1340 aC}

 
Nefertiti (1370-1331 aC) vivió aproximadamente treinta y nueve años, en una época en que Egipto era gobernado por la dinastía XVIII, una de las más grandes y esplendorosas de su historia. Durante este período, a ella le tocó vivir un cambio trascendental para el país del Nilo en el tema religioso. Fue la Gran Esposa Real del famoso faraón Amenofis IV, quien más tarde cambiaría su nombre por el de Akenatón, en honor a Atón, el dios solar. Para él, éste era el único dios verdadero, y en base a sus nuevas ideas llevó a cabo una ambiciosa reforma religiosa: transformó la religión tradicional politeísta en monoteísta, idea novedosa y muy revolucionaria en la época.

_{Akenatón y Nefertiti bajo los rayos de Atón .}

Para facilitar el cambio de esta concepción ancestral, decidió fundar una nueva capital donde se rindiera exclusivo culto a Atón, la llamada Aketatón (el horizonte de Atón) hoy Tell el Amarna, en la orilla oriental del Nilo. Ese cambio religioso (y geográfico) tuvo consecuencias e impacto en varios ámbitos, entre ellos el artístico, al crearse un estilo completamente nuevo. En términos generales, el arte pasó de ser hierático, inexpresivo, rígido y solemne a naturalista y expresivo. 

La nueva ciudad fue construida en tan solo cinco años, pero, al no perdurar la reforma religiosa, fue abandonada después de ​​tres años de la muerte del llamado “faraón hereje” y Tebas fue restituida como capital. Los faraones que siguieron, reutilizaron material de Aketatón para construcciones en diferentes ciudades, pero nunca se alzó otra ciudad encima de su suelo, por lo que las arenas del desierto enterraron y conservaron restos de edificios tanto de la realeza como del pueblo. Y fue hasta el  siglo XIX que comenzó la excavación y exploración del lugar convirtiéndose en un invaluable enclave arqueológico. 

En 1911 la expedición de la Sociedad Alemana de Oriente localizó el taller de un escultor y ahí se encontró uno de los grandes descubrimientos del siglo: el busto de la Gran Esposa Real Nefertiti, símbolo de belleza y perfección del arte egipcio. Es impactante ver ese rostro tan hermoso. Sus proporciones equilibradas son tan impresionantes como la policromía de su pintura. Sus rasgos elegantes, su cuello esbelto y su mirada apacible nos cautivan. Es una belleza.

Al caer en cuenta que es una obra realizada hace aproximadamente 3,360 años, me pregunto: ¿será que en Egipto hace tantos milenios se tenía el mismo concepto de belleza que hoy en día?

Un dato curioso es el nombre mismo de Nefertiti significa “la belleza que ha llegado”;  es una realidad que al día de hoy sigue cautivando la hermosura de su rostro plasmada en ese busto para los miles de visitantes del Neues Museum de Berlín, ciudad en la que ha sido alojada desde su traslado a Alemania en 1914 y donde ha sido expuesta al público desde 1923.

Hay corrientes que señalan la belleza como un valor meramente subjetivo y no puedo estar de acuerdo, significaría que en el estudio de las artes el juicio de la belleza carece de base racional. Para mí, la belleza es un valor real y universal, que se encuentra arraigado en nuestra naturaleza racional y que ha desempeñado un papel importante en la configuración de nuestro mundo. Estoy convencida de que hay obras que trascienden el tiempo, como es el caso de esta obra, que tiene características comunes con otras obras maestras que las hacen bellas y que nos inducen a tener una experiencia estética profunda. Nos conmueve ante su presencia que se queda grabada en nuestra mente con tan solo observarla, sin necesidad de explicación. 

_{Sistema de cuadrículas.}

Todas esas grandes obras tienen un denominador común. Si nos detenemos a analizar las características del busto, reconocemos la armonía, la proporción y la simetría. Como observamos en la imagen, los egipcios tenían trazado su canon de belleza, como más tarde lo hicieron los griegos, y así, sucesivamente otras culturas.

¿Por qué casi un millón de personas van a observarla cada año? Se admira la técnica, la excelencia de la ejecución, la nariz fina, los altos pómulos, las cejas elegantemente arqueadas y los ojos perfectamente delineados con kehel, la mirada penetrante del ojo que aún se conserva, realizada con cristal de roca y la pupila pintada de negro que logra un efecto de mirada real; la perfección de sus carnosos labios rojos que delimitan una hermosa y enigmática sonrisa; su cabeza ataviada con la característica corona azul decorada con el Ureo -emblema protector de los faraones- y una banda en forma de diadema dorada sobre su piel marrón.        

_{Busto de Nefertiti . Vista de perfil y frontal.}

Llama la atención el predominio de líneas rectas, visto de perfil se descubre la larga línea desde el frontal de su corona que enlaza su frente y continúa por la nariz. Viéndola de frente observamos la recta que va desde los costados de la corona a las mejillas, aportando una regularidad geométrica que la vuelve parte de su atractivo.      

La vida de Nefertiti fue una vida de leyenda; amada -según deducen egiptólogos- hasta la idolatría por su esposo, pero también acreedora de numerosos enemigos. Una mujer controversial que murió a los treinta y nueve años de manera misteriosa, pues no se conocen datos exactos de su final. 

En la cultura egipcia, las obras de arte cumplían una finalidad para la vida después de la muerte: el recordar a una persona y a su nombre le permitiría vivir en el inframundo y tener presencia real en la Tierra. Mientras tú y yo contemplamos el busto de esta Gran Esposa Real, 3,360 años después de su existencia, seguramente el escultor y la misma Nefertiti descansan en paz, observando, desde el más allá, cómo su sonrisa y serenidad permanecen en nuestro mundo cautivando a millones de personas. 

Bibliografía

• Ikram, S. (2021). Antiguo Egipto, historia y cultura . España: Ed. Almuzara
• Baines, J. y Málek, J. (2002). Cultura y sociedad del Antiguo Egipto. España: Ediciones Folio
• A. Pérez L y A. Errandonea R. (2026) Introducción al Antiguo Egipto, España, Red. Akal.
• MR Valdesogo Martín (2011), El arte egipcio . Madrid, Ed. Dilema.

Imágenes en orden de aparición

• Busto de Nefertiti , Tutmosis, ca. 1340 aC Piedra caliza pintada, 50 cm de altura, Neus Museum de Berlín.
• Akhenaton y Nefertiti bajo los rayos de Atón , Dinastía XVIII, Relieve de piedra caliza, Museo Egipcio, Berlín
• Detalle del busto de Nefertiti con cuadrícula.  
• Busto de Nefertiti, vista de perfil.
• Busto de Nefertiti, vista frontal. 

Autora:

Magda López. Licenciada en Ciencias del Arte y Gestión Cultural por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Maestra en Humanismo por la Universidad Panamericana Campus Bonaterra y ha cursado diversos diplomados en historia y arte.